viernes, 27 de noviembre de 2015

Nunca II

Lo bueno dura lo que un cigarro. En silencio y encogida, lo sujeto entre el pulgar y el corazón. Lo consumo rápido, sin apenas respirar, desde la primera calada hasta la última brizna de humo que apuro y quema dolorosamente mis labios, mojados de sal, entre mueca y mueca.  Y lo paso deprisa por mi garganta llena de nudos, porque el regusto ácido de lo que acaba ya es suficientemente nauseabundo como para rumiar desde el principio el sabor de los falsos comienzos.

De lo contrario, si lo observara con esta mirada oscura y sombría consumirse como el tiempo hasta apagarse enteramente, toda la estancia adoptaría un olor rancio difícil de matar, y la atmósfera asfixiante acabaría por oprimir mi ser, empequeñeciéndolo y cubriéndolo de grises cenizas. Inmóvil, no se puede renacer de las cenizas de otro.


Nunca trates de alargar lo que dura un cigarro.





viernes, 9 de octubre de 2015

Señor otoño

La hojarasca de todos los años trajo el recuerdo de tiempos pasados que fueron peores y robó el reciente pluscuamperfecto, para su desgracia. En esta ocasión no trató de revivir la memoria enterrada, pero las alegrías morían rápido, ante sus ojos, enajenadas de sus sentidos. Y se resignaba en silencio, porque lo único que sabía era perder, y creía firmemente que así es como eran las cosas ahora, que disfrutar no tenía cabida, que había que ser pragmático.

No tenía aquella vieja sensación de vacío; por contra, podía sentir su interior fibrótico y cicatricial tirar de todo lo demás, retraerse y tratar de colapsar entrópicamente en un alma diminuta y encogida, como un nudo en el estómago.

Pero aún era otoño. Y cuando el viento hiciera desaparecer la hojarasca, dejaría un rastro que el invierno encontraría, tiñendo las nubes de negro, el mar de verde y el corazón de escarcha.

Y a decir verdad, uno nunca está preparado para la lluvia.





jueves, 19 de marzo de 2015

Coserme la sombra a los pies

La sombra, ese recoveco oscuro de la mente que suscita temor y fascinación en nosotros mismos y en aquellos que lo llegan a ver en ti. Se derrama sin pudor sobre la estructura de tu psique, desligada de voluntad y cognición. Adopta la forma de tus pensamientos al pasar, pero éstos son sus títeres y juega con ellos, porque éste es su propósito: impregnarlos de tinta china y estudiar el trazado de los ríos de leve caudal que en ellos deja. Después de todo, en ellos dejará su impronta, y se recreará en los afluentes y bifurcaciones que alimentes con tus rumiaciones.

Que no se te escape.