miércoles, 27 de noviembre de 2013

Falta de fe


Hace poco me robaron los tenis. En el vestuario de un gimnasio de pijos. En consecuencia, ahora sufro una grave falta de fe en la humanidad, que espero sea reversible.

Lo cual me llevó a pensar, bajo el sesgo de mi autocriterio, que si todo el mundo pensara como yo viviríamos en equilibrio perfecto. Evidentemente, no habría desacuerdos.

Pues bien, así es, ¿no? Si algo tenemos en común es que tooodos tenemos una excelente opinión acerca de nosotros mismos. "Todo sería paz y armonía si todos pensaran como yo". Quien no lo haya pensado nunca que tire la primera piedra.

Entonces me/les pregunto...

  1. ¿Se planteará la zorrupia que me hizo volver descalza a casa, que el mundo sería un lugar mejor si todos fuéramos igual de malintencionados y ruines?
  2. ¿Bajo qué criterio decides que puedes confiar en un extraño? 
  3. ¿Puedes confiar en un extraño?
  4. ¿Cuánto hace que no te acercas a hablar con alguien a quien no conoces, o vaya, a quien conoces de vista?
  5. ¿Cuándo vas a corresponder la sonrisa que te brinda esa persona todas las mañanas, aunque sea una completa desconocida?
  6. ¿Qué tal un simple buenos días a esa persona que ya esta dentro del ascensor cuando te dispones a subir?
  7. ¿Cuándo vas a dejar de poner esa cara de culo cuando alguien aleatorio se dirige a tí?
  8. ¿Cuánto más vas a tardar en abrirte?

Ya lo dijo YisusCraist, ama a tu prójimo (como a tí mismo!). Y esa es la única ley que existe, y ojo, que no lo digo por religiosa, sino por sentido común.

Joder, que está en tus manos hacer de este planeta un lugar mejor. Atrévete a sentarte en una piscina de bolas con un extraño (cuidau, no lo tomes literal porque podrías ir a la cárcel, ahí lo dejo) y descubrir lo que tienes en común con él.

Y lo digo especialmente por mí y por tí, Santander, que no quiero perder la poca fe que me queda.



domingo, 24 de noviembre de 2013

Amor incondicional


Los diferentes significados del querer:

Necesitar. Como algo primitivo. Más allá de la razón y la voluntad. Como cuando tienes hambre y tu subconsciente proyecta en tu mente las palabras: "quiero comer". Y vas y comes, si las circunstancias lo permiten. Y ya no quieres más.

Desear, apetecer. Una aparente necesidad.

Voluntad y disposición.

Apreciar, estimar. Valor emocional que damos a seres vivos y objetos inanimados. Incluso a un puñado de bits. Ceros y unos (ver http://uncarteldistinto.blogspot.com.es/2013/10/tu-espectro-inanimado.html).


Pero AMAR, amigos, significa querer, desear, necesitar, dar sin esperar, estimar, valorar... Abarca todos los significados del querer y  todo verbo que el hombre pueda efectuar.

Por ejemplo, yo amo a mi perra, y ella me ama a mí. Y eso es #hamorincondicional.



lunes, 18 de noviembre de 2013

¿quién eres?


- ¿Quién eres? - preguntó el maestro.




Extrañado, el alumno contestó:

- Maestro, soy yo Juan. ¿Es que no me recuerda?
- Ya, pero ¿quién eres?
- Juan Hernández, maestro. ¿Se encuentra bien?
- Sí Juan. También conozco tu apellido. Pero, ¿quién eres realmente?


El discípulo creyó comenzar a atisbar un ápice de a dónde quería llegar su maestro.

- Soy Juan, hijo, padre y esposo.
- ¿Quién eres?
- Soy un hombre.
- ¿Quién eres? 
- Soy carpintero.
- ¿Quién eres?
- Soy tu alumno.
- ¿Quién eres?
- Soy amigo.
- ¿Quién eres?
- Soy protestante.
- ¿Quién eres?
- Soy liberal.
- ¿Quién eres?
- Soy un animal como cualquier otro.
- ¿Quién eres?
- Soy un egoísta.
- ¿Quién eres?
- Soy mi pasado.
- ¿Quién eres?
- Soy mi presente.
- ¿Quién eres?
- Soy el tiempo que tengo.
- ¿Quién eres?
- Soy un sabio.
- ¿Quien eres?
- Soy un ignorante.
- ¿Quién eres?
- Soy un individuo.
- ¿Quién eres?
- Soy todos los hombres de la tierra.
- ¿Quién eres?
- No soy nadie.
- ¿Quién eres?

Frustrado, agachando la cabeza, se rindió:

- No lo sé.


Enternecido al ver al exasperado Juan, el maestro sentenció:

- Eres lo que los demás quieren que seas. Pero eso no quiere decir que sin los demás no seas nadie. Sólo quiere decir que es difícil conocerse cargando con tantas etiquetas.

>> Quien nunca dudó de sí mismo, quien nunca estuvo solo, quien cree que nunca erró ni jamás dudó de sus actos, cree conocerse. Al menos por un tiempo.

>> Quien se equivoca, se pregunta: ¿Por qué yo? ¿Por qué a mí? Esperando que alguna clase de intervención divina sea la responsable de su infelicidad. Pues bien, está formulando las preguntas equivocadas.

>> Ahora, Juan, dime cuáles son las preguntas más importantes y difíciles de contestar que hemos de hacernos en la vida.


El discípulo, ya con el rostro sereno y meditativo, pensó en voz alta:

- ¿Quién creo ser? ¿Quién quiero ser?


Y el maestro complacido, abandonó la reunión.

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Este pequeño cuento está basado en una conversación que una vez tuve. Y no, no corrieron las setas.

Hache.

No debí decir que sí.

- Pasea conmigo en esta noche de setas, bajo la luz de una luna mejor.

Ella me cuenta sus paranoias durante más de una hora.

No debí decir que sí. No debí decir que sí...