miércoles, 13 de julio de 2016

tuyo


Entiendan a quienes buscan su catarsis escuchando canciones del recuerdo de desamores y affaires pasados. Porque en ocasiones la vida parece plana, pero cuando se tambalea tienes ocasión de admirar su plenitud revisionando el fin de tus muchas etapas bajas, mientras aflora en tu rostro una sonrisa que tensa el nudo de tu garganta.

Es la banda sonora de tu marcha triunfal dejando atrás ese ring sobre el que brilla un reguero de sangre, a menudo propia, la que hace intrascendentes tus heridas de guerra. Habías ido a coger impulso y no lo encontraste. Arriesgaste y no es que perdieras, sino que tardaste en ganar. Te llevaste más de una ostia, y te devolvieron al caminito a palos. En ocasiones el contrincante eras tú mismo, un lose-lose pero también un win-win, cual enfrentamiento con tu lado oscuro en el Tekken. En ocasiones moriste, y reviviste en un escenario aún peor, cuando lo único que querías era apagar el odioso despertador y seguir durmiendo. Lo mejor y lo peor están por llegar, y todo es tan puto cíclico que más vale que tengamos bien puestas nuestras respectivas gónadas, pero estaremos preparados.

Ahora, silencio. Se apagan las luces.
Un viejo episodio va a comenzar.
Por el final.